Divertirse, disfrutar y vivir el Caribe mexicano se puede
hacer a través de sus playas y de su fascinante riqueza natural, Puerto Morelos
está rodeado de una exuberante selva tropical, un paraíso terrenal en donde se
puede encontrar la mágica Reserva Toh, una reserva natural con un ecosistema de
lo más asombroso.
En este nuestro primer Blog queremos compartirles una
antigua leyenda Maya que nos cuenta la historia del Pájaro Toh, una hermosa ave
de bellos colores que inspiro el nombre de nuestra reserva natural.
El solitario pájaro Toh
(leyenda popular Maya)
El Toh era uno de los
pájaros reales que vivían en el reino de las aves de la tierra maya, en tiempos
remotos.
En aquel entonces, tenía una larga, delicada y brillante
cola de muchos colores, que lo hacían verse tan hermoso como el mismo rey
Kukul. Por eso era admirado por las otras aves. Pero esto lo volvió orgulloso y
arrogante.
En lugar de trabajar, se reunía con otros pájaros reales en
las más frescas profundidades de la selva, donde pasaba todo el día contando
historias y alimentándose en las tardes de insectos y lagartijas. Aún entonces,
el Toh pedía a sus compañeros que le buscaran la comida, para no maltratar las
plumas de su larga y hermosa cola.
Una tarde, negras nubes aparecieron en el cielo anunciando
tormenta. Se convocó entonces a una reunión de emergencia de las aves para
protegerse, asignando a cada una su tarea específica.
Chujut, el carpintero; Panchel, el tucán y Mox, Xtut y
Exikin, los pericos y guacamayos, se dedicaron a cortar ramas para construir un
refugio. Bach, la chachalaca y Cutz, el pavo de monte, llevaron las ramas más
pesadas. Los pájaros pequeños, como cuervos y oropéndulas, se encargaron de
juntar pastos y pequeñas plantas para cubrir el refugio.
Otras aves colectaron frutos y semillas como alimento, y
algunas más se dedicaron a alertar a los animales de la selva. Entre todas
ellas, Oc, el zopilote rey, actuó como jefe.
Sólo el pájaro Toh se negó a realizar cualquier trabajo,
alegando ser "un aristócrata, no un obrero". Las demás aves le decían
que todos lo iban a sentir mucho si la tormenta los encontraba desprevenido y
le urgían a trabajar con ellos. Indignado el elegante pájaro, tomó su lugar
entre los constructores del refugio. Pero no pasaron muchos minutos y ya se
sentía cansado y sudoroso, de modo que esperó a que nadie lo viera y se escapó
metiéndose entre los arbustos cercanos.
Ahí encontró un buen lugar para esconderse: las grietas de
una pared de piedra. Se metió en el agujero, se acurrucó y se dispuso a dormir.
Convencido de la efectividad del escondite, no se dio cuenta de que su larga
cola colgaba fuera del refugio, sobre un camino donde los trabajadores pasaban
con su carga.
Tiempo después, el pájaro Toh se despertó y escuchó a los
otros pájaros cantar. La tormenta había terminado sin hacer mucho daño y todo
el reino de las aves se regocijaba por la buena suerte. Salió de su agujero y
voló hacia el refugio, donde preguntó a las demás aves si también se sentían
cansados como él luego del exhausto trabajo realizado. Todos los pájaros
asintieron, pero aseguraron que la labor fue necesaria para salvar el bosque y
sus habitantes de lo que pudo convertirse en un gran desastre.
Entonces, los pájaros reales llamaron al Toh y juntos
volaron a su lugar favorito para posarse entre la selva. Como siempre, el Toh
se colocó en el lugar más alto del grupo, para que todos pudieran admirar su
hermosa cola. En eso, uno de los compañeros del grupo se empezó a reír de Toh,
señalando su cola. Poco a poco todas las demás aves hicieron lo mismo,
diciéndole: -Tu cola está arruinada. Seguramente la dañaste cuando
trabajaste tanto como dices".
El pájaro Toh estaba seguro de que aquello era una broma,
hasta que se miró y vio sólo dos largas varas desnudas colgando y terminando en
un pequeño conjunto de plumas, como dos flechas.
Horrorizado, se dio cuenta de lo que había ocurrido mientras
dormía. El engreído pájaro reconoció su culpa, pero no podía soportar que sus
amigos supieran la verdad. Su orgullo pudo más que él y se alejó volando hacia
la parte más inaccesible de la selva. Ahí cavó un hoyo en un banco de material
y se metió en él.
Hasta nuestros días, el Toh permanece como recluso en la selva,
evita a las otras aves y hace su casa en un agujero.
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